jueves. 28.03.2024

Almacenes Femenías, empresa dedicada a comercializar material de construcción, tiene un largo recorrido. Gregorio Jaume, actual propietario nos relata la historia de un negocio que empezó en 1936. A continuación reproducimos la entrevista publicada en el nuevo libro 'Empresarios con valor' editado por Asima.  

 

En 1962 Gregorio Jaume se incorpora a la empresa, cuando esta empieza a crecer y abren un almacén en s’Arenal (Palma). Recuerda que hasta esta fecha había trabajado en Llucmajor en el sector del calzado, como administrativo. Aprendió y se puso al día rápido en la empresa y destaca que “afortunadamente” a sus hijos les ha ido bien este trabajo y han seguido con el negocio. La clave para mantener a flote una empresa “es tener el tamaño adecuado, no crecer por crecer”, resalta.

 

Almacenes Femenías es hoy en día una de las empresas más consolidadas del sector y está volcada en la eficiencia energética y en la sostenibilidad, distribuyendo materiales muy eficaces para una construcción sostenible. En 1984 compraron los terrenos y se trasladaron al polígono Son Castelló. Ahora tienen instalaciones en otros polígonos. Comenta que en los primeros años de dedicarse al negocio cuando visitaba una fábrica, en Valencia estaban las más conocidas, “tenías que subirte la pernera de los pantalones porque había un polvo increíble, ahora se puede comer en el suelo de una fábrica”.

 

Las comidas de trabajo no existían, “me harté de comer bocadillos, iba con una lista de diecinueve visitas y me daba tiempo de hacerlas todas y no tenía un momento para comer una paella”. “Ahora estos viajes de trabajo han cambiado mucho, son más cómodos”, recuerda.

 

Al trasladarse al polígono, este era una zona industrial y ahora está dedicado al sector servicios y comercial. Plantea la necesidad de adaptar la normativa a esta nueva actividad. Quiere tener un recuerdo para los gerentes y presidentes de ASIMA porque ha sido y es una entidad muy importante de cara al sector empresarial. Después el polígono se amplió con Son Valentí. Ahora el polígono tiene una gran importancia para el sector comercial y empresarial de Baleares.

 

En 2012 decidieron trasladar el almacén a Son Rossinyol y la nave de Son Castelló dedicarla a exposición y venta. Recuerda que en 1999 “tuvimos que adquirir los terrenos de Son Noguera, en el polígono de Llucmajor e instalamos la zona de carga y descarga, y las oficinas administrativas”.

 

Gregorio Jaume Carbonell nació en 1937 en Llucmajor y estuvo en el negocio hasta los 75 años, aún se interesa por el rumbo de la empresa. Pasea por el almacén, habla con los empleados. Si algún trabajador le comenta un tema sabe muy bien la respuesta. Le gusta estar al día de los asuntos de la empresa. Ahora lleva una vida tranquila. Persona de carácter amable y modesto, no es muy dado a hablar de sí mismo. “Tampoco he tenido una vida muy interesante”, señala. Se define como una persona inquieta, trabajadora con honradez y seriedad.

 

Piensa que Mallorca es un lugar privilegiado para vivir. “La isla es de una gran belleza. Con un potencial natural extraordinario y que hay que cuidar. El paisaje de Mallorca ha de protegerse y las actividades económicas han de ser sostenibles para no destruir el gran patrimonio que tiene la isla”. Se siente muy mallorquín y le gusta ir a su pueblo, Llucmajor, y encontrarse con sus amigos de la infancia para hacer el aperitivo los domingos. El catálogo de productos casi lo sabe de memoria. Es una persona activa y curiosa, preocupada por temas candentes como el crecimiento desmesurado en Mallorca. Hace un pequeño repaso sobre la evolución personal y de la empresa. Recuerda como el periodo más difícil del que tenga conciencia, la posguerra, los años cuarenta. “Hay personas que creen que Mallorca siempre ha sido igual. Esto no es cierto, había mucha pobreza.”

 

Pasados estos años de supervivencia a principio de los años sesenta “nos instalamos en s’Arenal, porque mi suegro tenía la idea de que el turismo iría a más y se empezaba a ver que la economía despegaría, como así fue”.

 

Los años sesenta en Mallorca fueron la “década prodigiosa”, con un aumento nunca visto de la actividad económica, centrada en especial en el turismo y la construcción. Resalta que a partir de mediados de los sesenta el espacio del almacén en s’Arenal quedaba pequeño y el negocio tenía más potencial. En aquellos años manifiesta que vivió la época en que la construcción de hoteles se disparaba y también añade que: “Asimismo se hicieron muchas obras de reforma”.

 

“Hay personas que creen que Mallorca siempre ha sido igual. Esto no es cierto, había mucha pobreza”

 

 Recuerda haber vivido la expansión de la cadena Riu que empezó con el hoel San Francisco. Barceló construyó el hotel El Pueblo que ha cambiado de nombre y ahora se llama Occidental y que han ido renovando. En la Platja de Palma estuvo el núcleo de la industria turística y sigue siendo un buen destino, con la apertura de nuevos y buenos hoteles. La empresa se fue orientando hacía el material de la construcción y de interiorismo.

 

La construcción ha cambiado mucho y destaca que: “Hemos procurado siempre contar con los últimos materiales y ahora comercializamos cada vez más artículos para una construcción eficiente, buenos aislamientos y material destinado a la edificación sostenible”.

 

La empresa trabajó mucho en la Playa de Palma. Pone de relieve la gran cantidad de hoteles que se hicieron en esta zona, en una ubicación muy idónea, de fácil acceso y con una gran bahía. Hablando de esta zona turística señala que “hay que quejarse a la administración porque no han sido capaces de mejorar la Playa de Palma.

 

"He llegado a pensar que no hay voluntad política de mejorar la Playa de Palma que es la que más turistas recibe"

 

"He llegado a pensar que no hay voluntad política de mejorar esta zona que es la que más turistas recibe. Los hoteleros hacen reformas para mejorar, pero la administración ha de hacer su trabajo mejorando la limpieza, seguridad, mobiliario urbano, en fin, hay que cuidar muchos aspectos”.

 

Con respecto a la gran crisis del 2008, apunta que la pudieron superar porque siempre aplicaron una política empresarial de contención. “Nosotros hemos jugado con nuestras disponibilidades, el crecer por crecer no es una buena idea, hemos crecido, pero moderadamente. También hay que tener en cuenta que teníamos una buena situación financiera, la empresa estaba saneada. y no necesitamos recurrir a financiación externa”, subraya.

 

La idea para desenvolverse en malos tiempos es tener el tamaño justo. No comprar una gran flota de vehículos para crecer, porque si la demanda se contrae, sobrarán estos camiones. Lo mismo para las infraestructuras y otros aspectos del negocio. Situados en este concepto de dimensionar la empresa en cada momento, lo mismo ocurre con los beneficios.

 

“Si se tiene el tamaño adecuado, sin deudas, está bien lo que ganas, que son seis son seis y si son siete pues siete”. Añade que una situación de “boom” en la construcción no es la ideal. Porque “surgen más cantidad de competidores insolventes”. Estos grandes picos ascendentes de la construcción dan como resultado un producto mediocre, se construye mal porque no se encuentra personal adecuado, no se aprecia la calidad de los materiales y sólo se fijan en el precio.

 

La ventaja que ha tenido Almacenes Femenías, según Gregorio Jaume es que “hemos sido una empresa seria y los clientes nos han premiado con la fidelidad. Otra premisa del negocio ha sido que una iniciativa o un enfoque que no funciona, abandonarlo cuanto antes. “Ha de ser como un acto reflejo, esto no funciona, pues fuera antes de que pueda lastrar la empresa”.

 

Además de tener empresas como clientes han cuidado también a los particulares. Son clientes que “no tienen las mismas necesidades que el sector hotelero y buscan mucha calidad”. La empresa a lo largo de los años ha demostrado mucha capacidad de adaptación.

 

"Hemos hecho en cada momento lo que ha permitido nuestra economía y nuestra manera de pensar, sin fijarnos en los demás"

 

Por ejemplo, la competencia de las grandes superficies ha sido una oportunidad para ofrecer un producto de mucha calidad, diferenciado. Hemos hecho en cada momento lo que ha permitido nuestra economía y nuestra manera de pensar, sin fijarnos en los demás. Esta manera de proceder permite que no cometas grandes errores”. Esta filosofía empresarial es una de las claves de la supervivencia de la empresa que sin duda ha pasado dificultades, pero que ha sabido superarlas, con prudencia y constancia.

 

A lo largo de los años han desaparecido muchas empresas comerciales de materiales de construcción. “Que tengan una cierta entidad sólo quedamos unas pocas”, asegura. Reflexiona que: “Gracias a esta capacidad de movernos cada momento en la dirección adecuada hemos podido superar momentos difíciles”.

 

Otro aspecto importante, recalca, “es mantenerse al día de todas las novedades del sector para ofrecer lo mejor a los clientes”. Hoy en día hay que tener en cuenta que se han actualizado los códigos de construcción para que los edificios sean eficaces energéticamente y sostenibles desde el punto de vista medioambiental. 

 

"Mallorca tiene que estar un tiempo en compás de espera y  que pase todo el estrés económico"

 

Con una vida ahora mucho más tranquila, una de las cosas que le preocupan es el crecimiento desmesurado que ha vivido Mallorca en los últimos años. “Vamos a superar el millón de habitantes, que venga gente, también hay un millón de coches”. En su opinión este no es el planteamiento adecuado para el futuro, un futuro que ya está aquí. Mallorca tiene que estar un tiempo en compás de espera que pase todo el estrés económico, en una palabra “tranquilizarse” y ver cómo evoluciona la economía.

 

En su opinión, en Mallorca “debemos ser más responsables de cara al futuro, ha bastado un virus para parar toda nuestra actividad económica. Está demostrado que el actual sistema es muy vulnerable. Debemos diversificar más nuestro sistema económico. No solo puede pivotar en torno a bares, turismo y restauración. Es necesario potenciar el sector primario, la industria y el pequeño comercio. El sistema clásico de los mallorquines de antaño”, subraya. Si conseguimos estos objetivos, Baleares será un paraíso por su gran belleza y situación geográfica, Esta situación de ahora -añade- la superaremos con esfuerzo, trabajo, sosiego y mucho sacrificio”.

Jaume: “Para mantener a flote un negocio la empresa tiene que tener una dimensión...